13 may 2025
“Necesitamos vender más, ¿QUÉ HACEMOS?”. Lanza en una reunión el dueño de la empresa.
Sorprendidos por la embestida, los participantes ruegan que alguien hable primero.
Por favor que NO ME MIRE, piensa uno de ellos.
Luego de un silencio incómodo, se escucha: “Necesitamos tener más presencia en redes sociales”.
Una expresión de consentimiento se dibuja en la cara del dueño.
Otro de los presentes se envalentona y exclama: “CONTRATEMOS A UN COMMUNITY MANAGER”.
El dueño da el consentimiento y TODOS RESPIRAN ALIVIADOS.
“RESOLVIMOS EL PROBLEMA”, piensan.
¿Se resolvió el problema? ¿Van a aumentar las ventas con solo contratar a un community manager?
Veamos:
Queremos crecer en redes, así que contratamos a una persona.
Una sola.
Esperamos que lo haga todo.
Que piense la estrategia.
Que cree los contenidos.
Que diseñe.
Que genere contenido audiovisual.
Que escriba.
Que responda mensajes.
Que analice métricas.
Que gestione pauta.
Que gestione influencers.
Que mantenga viva la comunidad.
Pero, ¿es realista?
→ Un estratega no necesariamente es un community manager. → Un diseñador no necesariamente es un community manager. → Un paid media specialist no necesariamente es un community manager. → Un creador de contenido no necesariamente es un community manager. → Un editor de video no necesariamente es un community manager. → Un copywriter no necesariamente es un community manager. → Un gestor de influencers no necesariamente es un community manager.
Pretender que una sola persona lo sea todo a la vez nos conduce:
➤ Al estancamiento.
➤ A la frustración.
Porque no se trata de talento. Se trata de estructura. De visión.
La comunicación en redes sociales dejó de ser un trabajo de una sola persona. Es una operación compleja, llena de temas técnicos. Multidisciplinaria.
¿Qué deberíamos hacer entonces?
Pensar en equipo.
Diseñar un ecosistema, no solo un rol.
Construir desde la estrategia, no desde la urgencia.
Necesitamos más que presencia.
➤ Necesitamos impacto.
➤ Necesitamos recordación.
➤ Necesitamos marca.
➤ Necesitamos enamorar.
➤ Necesitamos encantar (wow factor).
El community manager es parte clave del engranaje. Pero no puede ser la máquina completa.
Así como no le pedimos a un vendedor que diseñe el producto, no deberíamos pedirle a un community que cargue con toda la marca.
El contenido potente nace de ideas colectivas. Las campañas exitosas no se improvisan. La comunidad no se construye sola.
No se trata de contratar más por contratar. Se trata de entender qué rol cumple cada pieza. Y armar el equipo adecuado para los objetivos reales.
Cuando lo hacemos bien, lo notamos: → La marca se vuelve más coherente. → La comunidad crece con sentido. → Las métricas empiezan a contar una historia distinta.
Porque no solo publicamos. → Conectamos. → Escuchamos. → Probamos. → Aprendemos. → Evolucionamos.
Eso no lo logra una persona aislada. Lo logramos con un equipo detrás.
No se trata de llenar vacíos. Se trata de construir capacidades. De dejar de poner parches, y empezar a trazar un camino.
Social media no es solo comunicación. Es cultura de marca. Es experiencia del cliente. Es reputación. Es negocio.
↳ Y por eso, no lo deberíamos dejar en manos de una sola persona.
Carlos Traseira
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